Sitios de interés

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Campo Grande

En pleno centro de la ciudad emerge el espacio verde de mayor significación histórica de la ciudad, el Campo Grande, que en otros tiempos fue conocido como Campo de la Verdad, Campo de Marte y Campo de la Feria.

En sus más de 115.000 metros cuadrados conviven casi 90 especies diferentes de árboles, arbustos y más de 30 especies de aves. Destacan los pavos reales y las simpáticas ardillas, así como tres pajareras: la Faisanera de 1914, el Palomar de 1932 perteneciente al Club Colombófilo de Castilla y la pajarera de los años 30.

A lo largo de los paseos del Parque se han instalado esculturas conmemorativas de personajes ilustres: Miguel Íscar, Rosa Chacel, Leopoldo Cano… así como fuentes monumentales: de la Fama y del Cisne, junto con un estanque con cascada.

Catedral de Nuestra Señora de la Asunción

Es uno de los edificios más emblemáticos de Valladolid a pesar de que nunca llegó a completarse.

Era el templo llamado a sustituir a la antigua colegiata (las ruinas que están adosadas a la altura de la plaza de la Universidad) ante el crecimiento de la ciudad. Las obras comenzaron en 1527 con planos de arquitectos como Gil de Hontañón y, en 1580, apenas se habían construido los cimientos. Ante esta situación, el proyecto se encargó al mejor arquitecto de la Corte, Juan de Herrera, quien diseñó un nuevo edificio aprovechando la planta del anterior. Los primeros progresos fueron rápidos pero los apuros económicos hicieron que apenas pudiera levantarse hasta la altura del crucero. Finalmente, en 1668, el templo se abre al culto. Para celebrar los oficios se cierra la cabecera, una solución ‘provisional’ que, sin embargo, se mantiene hasta nuestros días.

Colegio de San Gregorio

Hoy sede del Museo Nacional de Escultura, este Colegio de Teología fue impulsado por el fraile dominico Alonso de Burgos, el confesor personal de Isabel la Católica; y aquí fue enterrado, aunque su sepulcro desapareció durante la Guerra de la Independencia.

La condensada ornamentación de su fachada hispano flamenca, atribuida a Gil de Siloé, ha sido objeto de numerosas controversias interpretativas. Justo sobre la puerta se ve al fundador, fray Alonso de Burgos, haciendo una ofrenda a San Gregorio ante San Pablo y Santo Domingo. La flor de lis, emblema de este fraile, que quiso dejar su huella en el edificio; se repite hasta la saciedad en toda la fachada, pero también en el patio, en la escalera y en los artesonados originales que conservan las salas del museo.

Plaza Mayor

El espacio que hoy ocupa la Plaza Mayor de Valladolid surgió como plaza del mercado en la Baja Edad Media, aunque antes se encontraba allí el Postigo del Trigo. Era zona de asiento de mercaderes y oficios, y el lugar para asistir a todo tipo de festejos.

En uno de los lados, frente al actual Ayuntamiento, se levantó en torno a 1260 el Convento de San Francisco, hoy desaparecido. Fue uno de los más importantes complejos monásticos del reino. Muestra de su importancia es que aquí murió Cristóbal Colón en 1506 y que aquí se enterró al héroe irlandés Red Hugh O'Donnell, quien falleció en Simancas mientras esperaba audiencia con Felipe II.

Fachada y atrio de la Universidad

La fachada de la Universidad de Valladolid es uno de los mejores ejemplares del Barroco en nuestro país. Su edificio medieval se renovó a principios del siglo XVIII, cuando la portada adquirió su aspecto actual.

Está cargada de alegorías relacionadas con la educación universitaria.

Culminan la fachada los monarcas que protegieron la institución: Alfonso VIII, Juan I, Enrique III, y Felipe II.

Palacio Real

Construido a comienzos del siglo XVI por encargo del secretario del emperador Carlos V, formaba un ambicioso conjunto palaciego con el desaparecido Palacio de la Ribera.

Aquí residió Carlos V con la emperatriz Isabel. Desde que el nieto de los emperadores, el rey Felipe III, se lo comprase al duque de Lerma en 1601, se sucedieron los acontecimientos importantes, como el nacimiento del futuro Felipe IV o el matrimonio entre Carlos II y Mariana de Neoburgo. Fue residencia de importantes personalidades, como Santa Teresa de Jesús, Lord Wellington, Napoleón, José I, Amadeo de Saboya o Alfonso XII.

Colegio de Santa Cruz

el primer edificio renacentista de España y uno de los mejores ejemplos que se conservan de esta corriente. Su impulsor, el cardenal Mendoza, un estudioso de los clásicos y del pensamiento humanista y mecenas responsable de la irrupción del Renacimiento en nuestro país.

El elemento más destacado es su portada plateresca, con un almohadillado influido por las escuelas italianas, una imagen del Cardenal, que quería un homenaje a su persona, arrodillado ante Santa Elena, y el escudo de los Reyes Católicos. Tanto el almohadillado como los contrafuertes son muy representativos del Renacimiento, pero encontramos algún vestigio gótico, como los pináculos que rematan a estos últimos. Los cinco balcones y los ventanales son posteriores, debido a una reforma que introduce elementos neoclásicos.

Palacio de los Vivero

Mandado edificar hacia 1440 por don Alonso Pérez de Vivero, vizconde de Altamira y contador de Juan II, este castillo-palacio originariamente torreado en sus esquinas acogió el 19 de octubre de 1469 el matrimonio de doña Isabel de Castilla y don Fernando de Aragón, en la denominada "Sala Rica". En 1475 los monarcas ordenan derribar torres y baluartes, compran la casa-palacio y la entregan a la Chancillería dándole un nuevo uso y transformando los salones palaciegos en salas de audiencia.

El edificio conserva su vieja estructura de palacio gótico-mudéjar del siglo XV. Destaca el artesonado mudéjar de la sala principal. Actualmente, alberga el Archivo Histórico Provincial.